De los 671 nombres de víctimas que aparecen en el listado correspondiente
a Paterna, proporcionados por las asociaciones y cuya base de referencia es el
libro del historiador Vicent Gabarga,
Els afusellaments al País Valencià
(1938-1956), muchos de ellos nunca encontraran a sus familias, o a
familiares que quieran hacerse cargo de los restos. Las asociaciones rebuscan
entre archivos y registros que les pueda llevar hasta ellos pero muchas veces la
búsqueda se acaba a mitad camino. Y las razones son variadas.
Pilar
Taberner, presidenta de la fosa 21 de Paterna, asegura que lo más
frustrante es encontrar familiares que rechazan hacerse cargo de los restos
porque en realidad les gustaría borrar ese pasado familiar, aún les avergüenza.
“No son culpables por renegar de sus familiares asesinados, sino víctimas
también de un adoctrinamiento que el régimen impuso a los hijos y las hijas de
familias de “rojos”, y que aún perdura”. “Incluso se da la circunstancia de que
los hijos no quieren recuperar los cuerpos pero los nietos, si” –añade Pilar-.
Cierto es que el Régimen se encargó de que cualquier persona que
no hubiera apoyado explícitamente el golpe de Estado sufriera el máximo
castigo. Los vivos fueron estigmatizados ante la nueva España y aislados socialmente
por su propia vecindad, hasta el punto de que muchas familias renegaron de
ellos para seguir viviendo –o sobreviviendo- en la España franquista. Y esa
especie de mandato familiar parece haberse transmitido generacionalmente hasta
hoy. Por eso, apunta Pilar, “la
implicación de las instituciones es tan importante”.

Sin embargo, hasta el momento, la colaboración de los consistorios
ha sido escaso. Miguel Navarro, secretario de la Fosa 115, asegura haber tenido muy
poca ayuda. De los más de 60 ayuntamientos con los que contactó, sólo el de Cullera y Buñol se comprometieron en ayudarles, incluso, a sufragar los
gastos. En otro caso diferente, también
el Ayuntamiento de Bocairent dio la
cara por sus convecinos. El resto, o no contestaron o contestaron pero sin
adquirir ningún compromiso.
Lo cierto es que cada asociación podría contar anécdotas
suficientes como para escribir un cuaderno de bitácora del camino que recorren
buscando, pero todas ellas nos conducirían a la misma conclusión: se necesita a
las instituciones porque “una sola persona no puede ir en solitario llamando a
familiares desconocidos y cuya reacción –a veces desagradable- es
imprevisible”, apunta Pilar.
La Federación Valenciana de
Municipios y Provincias, entidad con la que CAMDE-PV ha llegado a un
acuerdo de colaboración, tiene una importante labor de difusión en este
sentido, ya que está haciendo llegar hasta los consistorios valencianos la
información que necesitan para empezar la búsqueda.
María
Navarro, presidenta de la Fosa 126 que pronto será exhumada, asegura que
otro obstáculo importante es “la dispersión familiar que se produjo tras el
asesinato del padre, de la madre, o de ambos, cuando los hijos fueron acogidos
de forma muy diferente por otros familiares o por instituciones”. A María le
gustaría “tener tiempo y recursos suficientes para viajar por el territorio
español buscando descendientes” pero asegura que, al ser imposible, “cuidarán
de sus restos hasta que aparezcan”. Hay
que tener en cuenta que a día de hoy, de los 134 municipios que aparecen en el listado, algunos son pedanías que
ya no existen, lo que dificulta más aún la localización. También se da el caso, apunta María José, de la Fosa 63, que ya no quedan descendientes por los años transcurridos, una media de 80 si vemos las fechas de los fusilamientos.
El listado elaborado por esta coordinadora contiene los nombres de
aquellas víctimas cuyas familias aún no
han aparecido, sin embargo, en el caso de localizar algún miembro de la familia
con un ADN compatible dejan de figurar en él por decisión de la Plataforma de Asociaciones de Familiares.
Según Amparo Belmonte, presidenta de la Plataforma, esta nueva familia pasará a formar
parte de la base de datos de familiares localizados que esta entidad mantiene
actualizada como parte de su cometido.
Y a todos ellos –en su mayoría son hombres pero también hay
mujeres- yacerán en el futuro mausoleo-memorial que la conselleria que dirige Rosa Pérez Garijo tiene la intención de
construir tras llegar a un acuerdo sobre la cesión de terrenos con el Ayuntamiento de Paterna. Es una larga y
esperada reivindicación de la Plataforma que, tras el manifiesto impulsado por
la CAMDE-PV y firmado por los
principales partidos políticos y sindicatos, evitará que los cuerpos no
identificados vuelvan a ser enterrados en unas fosas comunes que en el siglo
XXI nos producen sonrojo ante Europa y ante el mundo.